Por primera vez en su historia la Jurisdicción Especial para la Paz realizó una audiencia para escuchar los testimonios de 10 militares retirados que participaron en el caso de los falsos positivos en El Catatumbo.
La audiencia tuvo lugar en Ocaña, Norte de Santander, entre el martes 26 y el miércoles 27. En el lugar estuvieron presentes, además de los militares, las víctimas directas, sus familiares y algunos magistrados. Todos fueron testigos de fuertes declaraciones en las que se reconoció el asesinato de 120 personas además de otras desapariciones forzadas en la región de los Santanderes.
Entre todos los testimonios que reconocieron abiertamente los crímenes cometidos, uno de los relatos más esperados era el del General Paulino Coronado, quien durante la audiencia y ante una sala expectante, reconoció su responsabilidad en la comisión por omisión de crímenes de guerra, como homicidio en persona protegida, desaparición forzada y conductas que constituyen crímenes de lesa humanidad.
Coronado Gómez fue comandante de la Brigada 30 entre 2006 y 2008. En su testimonio aceptó que no cumplió con la primera lección que le dieron cuando ingresó a la institución: “el comandante responde por lo que hagan o dejen de hacer sus subalternos”. Además sostuvo que los cargos eran muy dolorosos para él y que aceptaba todos, aunque fuera por omisión.
El momento más difícil de su testimonio, fue quizá cuando reconoció que tuvo conocimiento de que sus subalternos habían traído 11 jóvenes desde Soacha con falsas promesas de trabajo y que muchos de sus cuerpos se encontraban en estado de descomposición cuando recibió el reporte.
Además, dijo que había unidades no operacionales del Ejército que también reportaron muertes en combate. Coronado tuvo conocimiento de que en 29 de los 32 departamentos, se realizaban estas prácticas. El exmilitar aprovechó el momento para disculparse con las fuerzas armadas pues aseguró que con su actuar puso en duda la credibilidad de toda la institución.
Dentro de su testimonio, también dijo “Tengo un gran remordimiento que me lacera el alma, porque sé que afectamos a las familias de las víctimas, dejamos un gran vacío”
De acuerdo a Óscar Parra, uno de los magistrados que lideró la audiencia, el hecho es un antecedente histórico rompe con las barreras de la justicia. El veredicto en este caso estará en manos del Tribunal de Paz, el cual impondrá las sanciones a las que haya lugar tras el reconocimiento de los hechos por parte de los 10 militares